Imagina cerrar los ojos y, de repente, sentir que estás en una calle de Tokio, una playa de Grecia o en pleno concierto en el Royal Albert Hall… sin moverte del sitio. No es ciencia ficción, ni una exageración publicitaria. Es lo que han conseguido unos científicos en Canadá, gracias a una innovación que suena –literalmente– a otro nivel: la AudioDome, una especie de cúpula sonora que crea ambientes acústicos tan realistas que tu cerebro no distingue si el sonido es real o no.
¿Cómo es posible esto? Pues con mucha ciencia, tecnología y, sobre todo, pasión por el sonido. El equipo detrás de este proyecto ha diseñado una estructura de 3,4 metros de alto, compuesta por 91 altavoces y cuatro subwoofers, todos estratégicamente colocados para que el sonido fluya en 360 grados y te envuelva desde cualquier dirección. Pero lo más impresionante no es el número de altavoces, sino lo que hacen con ellos: simulan un paisaje sonoro tridimensional con tanta precisión que hasta el oído más entrenado se queda sin palabras.
La clave está en una técnica llamada “ambisonic panning” (tranqui, te lo explicamos fácil más abajo), que permite recrear sonidos con una fidelidad espacial tan alta que parece que estás en el sitio original donde se grabaron. De hecho, este sistema supera con creces a los conocidos 5.1 o 7.1 de los home cinemas convencionales. Y sí, puede revolucionar desde la música hasta la investigación en neurociencia. Te contamos cómo funciona y por qué este invento va a dar mucho de qué hablar.
¿Qué es exactamente la AudioDome y por qué está dejando boquiabiertos a los expertos del sonido?
Primero lo primero: la AudioDome es como una sala del futuro, pero en versión muy real y muy presente. Está montada en un laboratorio sellado en Ontario, Canadá, y se utiliza para realizar pruebas científicas sobre cómo percibimos el sonido. Pero no se trata solo de reproducir música o efectos de forma envolvente. No. Esto va mucho más allá. Aquí lo que hacen es crear una realidad acústica alternativa, una ilusión sonora que nuestro cerebro asume como real.
¿Cómo lo logran? Utilizando esa técnica de nombre raro que mencionábamos: ambisonic panning. Para decirlo en modo “cuñado techie”, es como trocear el sonido en todas sus dimensiones posibles –dirección, velocidad, presión– y luego reconstruirlo en 3D con una precisión matemática brutal. Es tan potente que la sensación que genera no depende de estar justo en el centro del espacio, como ocurre en los cines o en los sistemas de sonido envolvente domésticos, sino que se mantiene igual de intensa aunque estés en otro punto dentro de la cúpula. Flipante, ¿no?
Este sistema se considera de noveno orden (que, traducido, significa que usa hasta 100 canales de audio simultáneamente). ¿Y qué consigue con eso? Que puedas escuchar una conversación a tu izquierda, un pájaro detrás de ti y una fuente delante, todo con una claridad y ubicación que tu cerebro cree al 100%. Los propios investigadores dicen que su precisión está “al nivel de la agudeza espacial humana, si no mejor”. Es decir: es tan realista que incluso puede engañar a tus sentidos.
Ahora bien, no todo es perfecto. Durante las pruebas, vieron que los sonidos con frecuencias muy altas –como la voz humana– pueden perder algo de calidad al ser reproducidos. En palabras claras: suena bien, pero como por un teléfono, sin ese matiz “orgánico” que tiene la voz en persona. Por eso recomiendan usar otros sistemas más clásicos cuando se quiera estudiar el habla. Pero para todo lo demás, la AudioDome es una bestialidad técnica.
¿Y para qué se va a usar todo esto? Pues las posibilidades son muchas: desde estudiar cómo el cerebro humano localiza sonidos (lo que puede ayudar a diseñar mejores audífonos para personas con problemas auditivos) hasta crear experiencias inmersivas para museos, videojuegos, conciertos virtuales, simuladores de realidad aumentada y más. Porque cuando el sonido se convierte en una experiencia tan real que “desaparece” la tecnología… empiezas a vivirlo en serio.